La casa Buchli y USM

La casa Buchli y USM

La casa Buchli, diseñada y construida en los años 60 para el propietario de la firma USM, ha sido recientemente renovada. Esta obra del célebre arquitecto suizo Fritz Haller, ejemplo de sus ideas para sistematizar y modular la arquitectura, parece hoy una construcción contemporánea.

Fritz Haller desarrolló la mayor parte de su carrera buscando y perfeccionando sistemas modulares para edificar arquitectura de un modo eficaz, lógico, eficiente e, incluso, sostenible. Sus esfuerzos pronto calaron en el ingeniero Paul Schärer Jr., quien le encargó diversas obras: la nave para la actividad que entonces desarrollaba la compañía USM, en 1963; la sede administrativa de la empresa, en 1965; y finalmente su propia residencia -la casa Buchli- en 1968.

En todas ellas, Haller perfeccionó la citada idea de construcción modular e industrializada. Tanto es así que sus sistemas alcanzaron unas cotas de perfección, eficacia y estética sumamente elevadas. Sus proyectos incorporaban a través de dichos sistemas los conceptos más punteros de la llamada Arquitectura Moderna: la transparencia casi total, la funcionalidad de los espacios, la economía de medios, la tecnología como parte esencial del proceso constructivo y de la estética del edificio, la integración en el entorno, etc.

De hecho, cuando Haller y Schärer se dispusieron a diseñar el mobiliario para la citada sede administrativa que acababan de construir, aplicaron las mismas ideas a la escala del mueble: nació así el actual sistema de USM, que tanto éxito tuvo, y tiene todavía, en el ámbito del mobiliario de almacenamiento. El sistema, como muchas arquitecturas de Haller, se basa en unos conectores -en este caso unas esferas metálicas perforadas- que permiten conectar entre sí barras también metálicas y chapas que cierran los costados y los frentes; se generan con ello estructuras muy versátiles y atractivas para almacenamiento y estanterías.

La firma USM se ha implicado directamente en la reconstrucción de la vivienda Buchli, junto con el equipo de arquitectos Vuotovolume Architekten. La operación ha devuelto el esplendor a esta magnífica casa, que se alza como un esqueleto metálico y transparente en lo alto de una colina cercana a Berna. Gracias a la inclinación del terreno, la vivienda genera dos alturas: en la altura superior, que flota sobre el terreno se sitúan los espacios de vida: salón, habitaciones, cocina, aseos… y bajo ella, en la altura inferior, se dispone el parking y el acceso. Una sutil escalera de caracol, metálica como la estructura de la vivienda y como las piezas de USM, conecta ambos espacios.

Más abajo, en la parte inferior de la parcela, Haller dispuso una piscina, y un pequeño pabelloncito, construido años después mediante el mismo sistema. El resultado no es otro que una vivienda sencilla pero fuerte, gracias a su técnica constructiva, que se integra en un paisaje verde y escarpado. Lo hace gracias al modo en que la construcción se “posa” suavemente con los ligeros pilares metálicos, y gracias también a sus caras transparentes que reflejan la vegetación colindante.

*Créditos fotográficos: Simon Opladen (fotografías exteriores), Maris Mezulis (fotografías interiores). Las fuentes de las fotografías son la website de USM, Metalocus y DiarioDesign.

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